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La Historia

Hay un momento en la vida de muchas mujeres en que una pregunta empieza a hacerse inevitable:
¿para quién me he estado vistiendo realmente?

Fue justamente ahí donde comenzó Amore per Me.
No como una marca, sino como una intuición: la sensación de que la lencería podía ser algo distinto a lo que nos enseñaron. Que no tenía por qué ser diminuta, rígida o diseñada para una mirada externa. Que podía, simplemente, acompañarnos.

Con los años —y con la experiencia de mirar el cuerpo femenino desde la historia, el periodismo y la danza— entendí que la intimidad tiene su propio lenguaje. Y que ese lenguaje casi nunca coincide con lo que dicta la moda rápida, con sus brillos, exigencias y exageraciones.

Amore per Me nace de esa contradicción.
De preguntarnos por qué lo íntimo se volvió sinónimo de exhibición.
De querer recuperar la delicadeza, la calma y la autenticidad como forma de belleza.

Hoy encabezo este proyecto como narradora y aprendiz: una mujer que descubrió que la lencería puede ser un espacio de honestidad, un pequeño ritual para elegirnos a nosotras mismas, incluso en los días más comunes.

Lo nuestro es la lencería discreta: piezas suaves, románticas, hechas en pequeñas cantidades y pensadas para acompañar el ritmo real de una mujer real. No buscamos sorprender. Buscamos resonar.

Porque lo simple también seduce.
Y porque la feminidad —esa palabra que tantas veces intentaron volver frágil— merece ser recuperada desde un lugar profundo, libre de estereotipos.

Este es el corazón de Amore per Me:
una invitación a volver a ti, a mirar tu propio cuerpo con calma, a encontrar belleza en lo cotidiano.

No vestimos para impresionar.
Vestimos para sentir.

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